Ni bien despertaba el alba
arreciaron los chubascos
y las ráfagas de
viento
estaban como alocadas.
Entrelazadas sus ramas
como en caricias y
abrazos
se balanceaban dos álamos…
parecían dos enamorados
bailando una linda zamba.
Cuando calmaban los vientos
muy juntitos se
quedaban,
como mirándose a los ojos
fundidos en una mirada.
Cualquiera hubiera pensado
que eran dos almas gemelas,
que en el amor se iniciaban.
micam